Nace de una obra misionera
El Colegio Sara Alarcón nace de la obra misionera educativa, de la Iglesia Metodista Episcopal de los Estados Unidos de Norteamérica, iniciando en 1874 en México. Para 1910, ya eran 76 las escuelas primarias establecidas, distribuidas en ocho estados del centro del País, entre ellas, esta institución.
Fundadas con el espíritu de servir a la comunidad
Las escuelas fueron fundadas con el espíritu de servir a la comunidad ofreciéndoles alojamiento, alimentación y educación; ubicándose en poblaciones de difícil acceso, rurales y semiurbanas, de las cuales, en algunas de ellas, no existía ningún centro educativo. Dando fe de este trabajo el escritor Manuel Altamirano y el periodista liberal E. M. de los Ríos, con una nota informativa acerca del orfanatorio metodista y un comentario de la escuela en Miraflores, Estado de México, respectivamente.
Difundir la cultura
Así, el Colegio surge, con principios claros, acordes a los lineamientos oficiales de la política educativa del país, a las necesidades sociales del momento y a los fundamentos de creación de las escuelas metodistas de dar servicio educativo a las clases más desprotegidas, contribuyendo con el gobierno para proporcionar una educación de cambio, combatir el alto índice de analfabetismo existente y difundir la cultura de manera general.
Proporciono niveles educativos
Conforme a las necesidades que la población requería fue proporcionando los niveles educativos: primero educación primaria; después secundaria; educación preescolar; y posteriormente, una Escuela Normal para la preparación de maestras.
Misionera Laura Temple
La misionera Laura Temple (quien inició el trabajo en este Colegio, siendo reconocida como miembro del Consejo Nacional de Educación, por los Ministros: Lic. Justo Sierra y Lic. Nemesio García Naranjo) fundó la Escuela Industrial en 1910 (predecesora de este Colegio) que ofrecía además de educación básica, incorporada a la Federación, economía doméstica, incluyendo conocimientos de algunas industrias como panadería, lavandería, conservación de frutas y otras. Esto permitió que en particular las niñas obtuvieran un medio de trabajo adicional a la instrucción primaria y secundaria.